El rey David encargo traer a Jerusalén la Caja Preciosa. Esta caja contenía las tablas de piedra donde estaba escrita la ley que Dios había dado a Moisés. David la puso en la tienda de campaña que él había preparado para esta caja. Entonces David y los líderes religiosos trajeron ofrendas a Dios. Luego David bendijo a los israelitas en el nombre de Dios. David nombró a algunos levitas para servir en el lugar donde estaba la Caja Preciosa. David les encargó a orar, a dar gracias y alabar a Dios. Algunos de ellos tenían instrumentos de música que siempre tocaban delante de la Caja Preciosa. Y David dedicó un salmo, dando gracias a Dios. Esto es parte de lo que cantó David:
“¡Den Gracias al Señor!
¡Rueguen en su nombre!
Cuenten a los pueblos lo que Dios ha hecho.
Canten himnos en Su honor.
Hablen de sus hechos maravillosos.
“Él es el Señor nuestro Dios.
¡Él es quien manda en toda la tierra!
“Adoren al Señor como Él merece.
Traigan sus ofrendas.
Póstrense en la santa presencia de Dios.
“Den gracias al Señor porque Él es bueno,
porque su amor dura para siempre.”
Entonces todos los israelitas dijeron, “¡Así sea! ¡Amen!” y alabaron a Dios.