Uno de los descendientes de Noé era un hombre llamado Taré, que vivía en la tierra de Ur. Taré salió de la ciudad de Ur con su familia para ir a la tierra de Canaán. Con él iba su hijo Abraham con su esposa Sara y su nieto Lot. Sara era estéril y no tenia hijos. Llegaron al pueblo de Harán y se quedaron a vivir allí. Taré murió en Harán.
Un día Dios habló a Abraham. Le dijo, “Deja tu tierra, y la casa de tu padre para ir la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré. Tu nombre será importante y tú serás una bendición. Por medió de ti bendeciré a todas las familias de la tierra.”
Abraham obedeció a Dios. Él tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Llevó a Sara, su esposa, y a su sobrino, Lot. Llevó también todos sus bienes, y a todas las personas de su casa. Al llegar a Canaán, Abraham pasó a lo largo de toda la tierra. En aquellos días los cananeos vivían en esa región. Allí Dios apareció a Abraham, y le dijo, “Yo daré esta tierra a tus descendientes.” Entonces Abraham hizo un altar a Dios. Después Abraham salió de allí y llegó a un lugar montañoso donde hizo su campamento. Allí edificó otro altar y adoró a Dios. Después siguió con su rebaño hacia la tierra de Egipto.