Jesús dijo a sus seguidores, “Deben estar siempre vestidos y listos para servir. Tengan sus lámparas encendidas tal como los sirvientes que están listos para abrir la puerta al momento en que regrese su jefe de una boda. Si los sirvientes están listos cuando regresa su jefe, aun siendo la media noche o hasta la madrugada, serán felices. Porque les aseguro que el jefe los invitará a sentar a la mesa y él mismo les servirá.”
Jesús también les dijo, “Si el dueño de una casa supiera a qué hora llegaría un ladrón, estaría esperando, y no dejaría entrar al ladrón. Así que ustedes también deben estar listos, porque el Hijo del hombre llegará cuando menos lo esperan.”
Entonces Pedro preguntó a Jesús. “¿Para quién está contando esta parábola, para nosotros, o para todos?”
Jesús le contestó, “¿Quién es el mayordomo fiel y sabio? Es aquel a quien el jefe deja responsable por todos los sirvientes de su casa para dar de comer a la hora indicada. Él estará muy feliz cuando el jefe lo encuentra cumpliendo su deber. Les aseguro que el jefe lo pondrá a cargo de todos sus bienes.
“Pero, ¿qué pasa si el sirviente piensa, ‘mi jefe tardará en regresar?’ ¿Qué tal si este sirviente empieza a maltratar a los otros sirvientes? Y ¿qué pasa si empieza a comer y beber y emborracharse? De repente, llegará el jefe cuando menos lo espera y castigará duramente a este sirviente. Y lo condenará como a los que no creen.
“Así que el sirviente que conoce la voluntad de su jefe, pero no lo cumple ni se prepara, será castigado severamente. En cambio, el que merece el castigo pero no conocía la voluntad del jefe recibirá menos castigo. Porque se requiere mucho de la persona a quién se ha encargado mucho. Y se pide más de la persona a quién más se ha confiado.”