Contaré

"Contaré todas tus maravillas."

-Salmo 9:1

El Nacimiento de Moisés

Éxodo 1-2

Después de que José y sus hermanos se murieron, los Israelitas siguieron creciendo en número. Tenían muchos hijos, y llegaron a ser muy poderosos. Había un nuevo rey en Egipto, el faraón, que no había conocido a José. Un día el faraón dijo a su pueblo, “Miren, el pueblo israelita es más numeroso que nosotros, y ha llegado a ser más poderoso. Tenemos que hacer algo para que no sigan aumentando. Si hubiera guerra seguramente se unirían con nuestros enemigos para pelear en contra de nosotros, y se irían de este país.”

Entonces los egipcios pusieron capataces sobre los israelitas. Estos capataces los maltrataron y les pusieron trabajos muy duros. Pero mientras más los maltrataban, mas crecían en número. Por eso los egipcios los tenían miedo. Los seguían maltratando y los hicieron esclavos. El faraón aún ordenó a las parteras matar a todos los niños varones recién nacidos de los israelitas. Pero las parteras tuvieron temor de Dios y no hicieron lo que el faraón les había ordenado. Así que el pueblo de Israel seguía creciendo y se hizo más fuerte. Y Dios mostró favor a las parteras y les dieron muchos hijos. El faraón, por su parte, ordenó a su pueblo que echara al río a todos los niños varones que nacieran entre los israelitas.

Había entre los israelitas una mujer que quedó embarazada y tuvo un hijo. Y viendo a su hijo tan hermoso lo escondió. Pero después de tres meses la mujer se dio cuenta que ya no podía esconderlo más. Entonces tomó una canasta y lo selló con asfalto natural y brea para que no entrara el agua. Puso al bebe dentro del canasta y lo dejo entre los juncos a la orilla del rió. Una hermana del niño quedó a cierta distancia para ver que pasaría con él. Un poco mas tarde, la hija del faraón vino a bañarse al río. Y cuando llego a la orilla del rió, vio la canasta. Entonces mandó a una de sus esclavas a traer la canasta. Y cuando abrieron la canasta, allí estaba un niño llorando. La hija del faraón se dio cuenta que era un niño israelita y sintió compasión de él. Entonces la hermana del niño le preguntó, “¿Le parece bien que llame a una mujer israelita para criar al niño para usted?

Si,” contesto la hija del faraón. “Ve por ella.” Entonces la muchacha se fue y regresó con la madre del niño.

La hija del faraón le dijo a la mujer, “Críame este niño y yo le pagaré por su trabajo.” Entonces la madre del niño lo llevó, y lo crió. Y cuando el niño era grande lo entregó a la hija del faraón. Ella lo adoptó y le dio el nombre de Moisés.

Moisés creció y cuando era hombre, salió un día a visitar a su propia gente. Vio que ellos tenían que trabajar muy duro. De pronto miró que un hombre egipcio estaba golpeando a uno de los israelitas. Entonces miró a todos lados para asegurarse que nadie le estaba mirando y mató al hombre egipcio. Cuando el faraón supo que Moisés había matado a un egipcio lo mando a buscar. Pero Moisés huyó. Se fue a vivir a otra tierra. En esa tierra Moisés se casó y tuvo hijos.

Mientras tanto, el faraón de Egipto se murió. Pero los israelitas siguieron sufriendo en esclavitud. Ellos lloraron y clamaron a Dios. Dios miró a su pueblo y se dio cuenta de sus sufrimientos. Y Dios escuchó sus clamores y se acordó de su promesa a Abraham, Isaac, y Jacob.