Durante la noche, mientras que todo esto estaba ocurriendo, Simón Pedro y otro discípulo siguieron a Jesús. El otro discípulo entró al patio del sumo sacerdote, pero Pedro tenía que esperar afuera. Pronto el otro discípulo regresó y habló a la portera para que Pedro también entrara. Entonces la portera le preguntó a Pedro, “¿Será que tú también eres uno de los seguidores de este hombre?”
Pedro contestó, “No lo soy.”
Luego, alguien le dijo, “¿No eres tú uno de los seguidores de él?”
Otra vez, Pedro contestó, “No lo soy.”
Pero un sirviente del sumo sacerdote estaba allí. Él era el primo del soldado a quien Pedro había cortado la oreja. Entonces él le preguntó “¿No te vi en el huerto con él?”
Pero Pedro negó otra vez a Jesús. En ese mismo momento, el gallo empezó a cantar. Y Pedro recordó que Jesús le había dicho, “Me negarás tres veces antes que cante el gallo.” Y Pedro salió y lloró amargamente.